lunes, 20 de octubre de 2008

Feria del Pilar



Morante de la Puebla de Caldero y Oro despedido a Almohadillazos. El festejo no ha respondido una vez más, a la expectación causada. El motivo: los toros. Morante venía a esta tarde con la disposición a flor de piel, mejor dicho, con la disposición en los labios. Se le notaba alegre, confiado y con ánimo suficiente para “echar pá lante” la corrida. No ha podido ser, los toros uno tras otro han desarrollado todas las condiciones de los bravos, pero sin bravura. Como le dijo el Marqués de Saltillo a Eduardo Miura “Yo con mis toros mansos y usted con sus bueyes bravos nos vamos a hacer los amos de esto”. Hoy Saltillo no hubiera hecho mal papel. 1º. De Daniel Ruíz. La poca calidad que guardaba le ha desarrollado pronto y finalizó no dejándose matar en la suerte natural, se distrae con facilidad. Escarbó y cabeceó en algunos compases de la lidia. 2º. De La Campana. En su salida, no se entrega en el capote y sale suelto a la mínima. Echa las patas por delante y en uno de los lances, le pasa al matador más cerca de la yugular que de las zapatillas. Del caballo sale perdiendo las manos. Toma la primera vara sin celo y en la segunda se deja pegar. Toro manso y vulgar. 3º. De Fuente Ymbro. Largo, ancho y alto, una mole de casi 600 Kg. Desproporcionado. Un zambombo; y como no podía ser de otra forma, tampoco ha servido. El matador ha estado breve. 4º De El Pilar. Sirve en los primeros compases de la lidia. Toma un buen primer puyazo. En los capotazos lidiadores de Pepín Monje, el toro cambia de comportamiento y hace hilo con el subalterno y se le cuela en todos los lances. Parece que el toro ha cambiado. En la segunda entrada a banderillas coge de gravedad a Manolo Bueno, que torea el último festejo de su vida profesional. Qué mala suerte. El toro se echa en varios momentos de la lidia, fundamentalmente cuando se encuentra dominado. No se deja matar, cada vez que el matador se perfila, el manso animal anda de lado camino de las cercanas tablas. Manso y descastado. 5º. De Zalduendo. En los lances de recibo no se entrega y posteriormente, embiste cuando embiste, siempre con los pitones por encima de la esclavina. Morante inicia la faena de muleta cerca de la primera raya de picadores y ahí, el toro no se encuentra a gusto. El matador lo saca al tercio y el de Zalduendo le dice que tampoco. Muy parado. Sin casta. 6º. De Núñez del Cuvillo. Sale con otro y hace concebir esperanzas, ¡en este va a ser! En la 2ª entrada al caballo el toro escarba y tardea , mal asunto; además pierde las manos y blandea. Por el pitón derecho se ha dejado algo; por el izquierdo, ni uno. El torero de la Puebla como decimos en el encabezamiento de este escrito, ha querido contentar a sus partidarios y futuros “Morantistas" pero, no ha podido satisfacer a nadie. Al toro de La Campana lo ha barrido el lomo con la muleta. Tela de temple y limpieza. ¿Para lo que le ha servido? Con gusto y clase ha recibido, a veces con la rodilla flexionada al de El Pilar. Lo recibe con verónicas extraordinarias y una media a pies juntos que remata con la mano de entrada en el costillar. Después, en el quite de la primera vara, ha dejado otra media totalmente enfrontilado y con los pies como postes. “Que maravilla el de Sevilla”. A pesar de que el toro no ofrece confianza en principio el torero se muestra confiado y le da todas las ventajas; tampoco ha podido ser. Al toro de Núñez del Cuvillo lo recibe con una larga de rodillas, una vez más demostrando el valor que atesora, y con verónicas y media de su repertorio. En este animal toma las banderillas para colocar tres pares en distintos terrenos, de sobresaliente ejecución. Y esto, en cuanto a calidades toreras, ha sido todo en la tarde pilarica. “Morante” no ha podido desarrollar su tauromaquia personal. Matando, muy mal, con desconfianza en algún caso injustificada.

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